Son muchas las leyendas y las historias que se cuentan sobre las brujas... verrugas horribles, escobas voladoras, gatos negros que las rondan... hasta oscuros pactos con el Diablo!!

Se las asocia muy a menudo con maldad y con oscuridad, tal vez porque se las sabe amigas de la luna y de la noche, y lo maligno siempre se ha contrapuesto a la luz, a lo luminoso. Quizá solo fueron mujeres que no adoraron a más dios que la noche o la madre Tierra (quién mejor que ellas conocía las propiedades ocultas de las plantas, regalo de la naturaleza a quien supiera entenderlo?). Y quizás ese paganismo tuvo un precio demasiado alto para muchas...

jueves, 9 de septiembre de 2010


La palabra bruja se puede emplear en ambos géneros, aunque el cambio de género conlleva connotaciones distintas y es mayormente expresado en femenino. Etimológicamente, bruja parece derivar del íbero “bruixa” y más claramente del gallego ‘bruxa’.
El término abarca tres conceptos distintos: Por un lado se aplicaría a una mujer con una supuesta capacidad de poderes sobrenaturales. Por otro, se aplicaría a aquellas mujeres versadas en la Alquimia y en hechizos o recetas mágicas.
Por último, la iglesia católica considera además a las brujas como a aquellas mujeres que sin poseer tales capacidades o conocimientos participan en aquelarres. Es decir, en rituales de corte satánico.
Al contrario que los magos, las brujas están más autentificadas con la alquimia y las artes adivinatorias mientras que los magos estarían menos perseguidos y más autentificados con las artes de prestidigitación y la sabiduría. El término brujo es minoritario.
Evolución histórica del término: El origen de las brujas es con toda seguridad pagano. Dichas mujeres existían tanto en la cultura griega (con elementos inconfundibles de las bacantes vestimenta, jerarquía, consumo de drogas y rituales con animales) como en la cultura germánica (unidas a ritos ocultistas) y hebrea (unidas a poderes sobrenaturales). Los hebreos tomaron a su vez la idea de Mesopotamia. Documentos históricos demuestran la existencia de mujeres muy preparadas en artes médicas, prácticas de abortos y dominio de venenos.


En el libro de Henoc o Enoch dice que el origen de la brujeria y magia fue: los ángeles que se dejaron caer del cielo para amar a las hijas de la tierra. En aquellos días, cuando los hijos de los hombres se fueron procreando, les nacieron hijas de una gran belleza.
Y cuando los ángeles (los hijos del cielo) las vieron, quedaron hipnotizados de amor por ellas y se decían entre ellos: “Elijamos esposas de la raza humana y engendremos niños”.
Entonces, su jefe Samyasa les dijo: “Quizá no tendrán el coraje, de cumplir esta resolución y seré yo entonces, el único responsable de vuestra caída”.
Y ellos le respondieron: “Juramos no arrepentimos y cumplir todos nuestros proyectos”.
Y eran doscientos los que descendieron sobre la montaña de Armón. Y entonces desde aquel tiempo que esta montaña es llamada Armón, que significa la montaña del Juramento.



He aquí los nombres de los jefes de estos ángeles que descendieron y provocaron el origen de la brujeria: Samyasa, que era el primero de todos, Urakabaraméol, Azibéel, Tamiel, Ramuel, Danel, Azkéel, Sarakuyal, Asael, Armers, Batraal, Anane, Závebe, Samsabéel, Ertrael, Turel, Jomiael, Arazial.
Tomaron esposas con las que se unieron, enseñándoles la magia, los hechizos y el conocimiento de las raíces y los árboles. Amazarac enseñó todos los secretos de los hechiceros, Barkaial fue el maestro de aquellos que observan los astros, Akibel reveló los signos y Azaradel el movimiento de la luna.
Este relato del libro cabalístico de Henoc es el relato de esta misma profanación de los misterios de la ciencia que vemos representar bajo otra imagen en la historia del pecado de Adán. Los ángeles, los hijos de Dios, de los que habla Henoc, eran los iniciados en la magia y brujeria, ya que, después de su caída, la enseñaron a los hombres vulgares por medio de las indiscretas mujeres. La voluptuosidad fue su punto débil; amaron a las mujeres y dejaron que éstas se apoderaran de los secretos de la realeza y del sacerdocio.
Entonces, la civilización primitiva se derrumbó; los gigantes, es decir, los representantes de la fuerza bruta y de los apetitos desenfrenados, se disputaron el mundo que no pudo escapárseles sino abismándose bajo las aguas del diluvio en el que se borraron todas las huellas del pasado.
Ese diluvio figuraba la confusión universal en que cae necesariamente la humanidad cuando viola y desconoce las armonías de la naturaleza.
El pecado de Samyasa y el de Adán se parecen; ambos se ven arrastrados por debilidades sentimentales; los dos profanan el árbol de la ciencia y son rechazados lejos de la vida.
Mejor no discutir con diferentes opiniones, mejor dicho, las ingenuidades de quienes pretenden tomarlo todo al pie de la letra y piensan que la ciencia y la vida han crecido en otra época bajo forma de árboles, pero admitamos el profundo poder y sentido de los símbolos sagrados.
El árbol de la ciencia, en efecto, causa la muerte cuando se comen sus frutos; esos frutos son el adorno del mundo, esas manzanas de oro son las estrellas de la tierra.
También existen otros manuscritos muy interesantes que hablan del origen de la brujeria, ellos son:
•  El libro de la penitencia de Adán
•  El libro de Henoc
•  El Apocalipsis de San Metodio
•  El Apocalipsis y el Zohar